jueves, 23 de septiembre de 2010

I can hear you singing...

Y entre toda esta gente nos fuimos a encontrar...



NOT!

A veces la lluvia se oye como un ventilador enorme, la mayoría de las veces incluso la acompaña algo de viento. Pero también suena como si miles de hormigas se estuvieran suicidando contra las aspas del ventilador en todo momento. Así me dijo que se oía: cortando futuros diminutos, hormiguezcos, trabajos forzados de los que ninguna se quejaba.

Hasta ganas me dan de decirle a la lluvia, monótonamente y por largo rato un "AAA..." duradero, como se hace frente a un ventilador real, para que lastime mis vocales. Las mandé a morir contra esas navajas sin voluntad, tal y como un oficial militar manda morir a sus hombres. Ellas lo hicieron sin pensarlo dos veces (una que otra vocal fue la excepción, pero igual salieron a zancadas de mi boca, por temor a que las llamaran "maricas"). Se aventaron desde mi lengua a chocar directito contra el ventilador monstruoso. Pero este no cedió ni un milímetro.

Y como mala oficial que soy, yo ya sabía que ni con cinco mil palabras podríamos derrotar a este enemigo. Pero igual las mandé. Porque soy una asesina.

Porque me gusta ver morir palabras, que no sobreviva ni una. Le puedo contar todo lo que quiera al ventilador, porque toda línea sucumbirá al inclemente viento; las ahogará el sonido poderoso de aspas y motor, de asesino de secretos.

A la lluvia también le cuento cosas. Pero ella no destroza secretos, sólo los ahoga. Por eso me gusta tanto que llueva.

martes, 21 de septiembre de 2010

Rembrandt is my buddy!!

Los preparativos para entrar a Artes Plásticas se están dando sin dificultades y estoy ansiosa de entrar ya, in this right moment!!
Claro, aún queda la estudiada y pasar el examen de admisión (pero por alguna razón no me siento nerviosa... no mucho), creo que se me hará muy fácil. También espero que no haya mucha people con palancas que quieran entrar a la carrera D: jaja.

El caso es que ultimamente me siento muy feliz con la decisión, y aunque hay otros asuntos por ahí que también quisiera resolver todo al mismo tiempo (proyecto y el curso de animación, además del trabajo de Ale), me siento feliz aún con el estrés.


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Hoy me ha ido afectando una enfermedad desconocida al pasar las horas, y ya que los sintomas no concuerdan (dolor de estómago, cansancio, punzadas en la cavidad encefálica y cuerpo cortado), nos atrevemos a formular la hipotesis 26% certera de que alguien me está haciendo vudú.

Es eso, o los camarones estaban alterados genéticamente para alzarse en medio del estómago en una armada de mariscos zombies dispuestos a atacar órganos vitales...

Eso o simplemente estaban malos.
Como sea, el caso es que tengo ganas de apapachos y piojito hasta después de quedarme dormida.



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Hoy, en mi momento de regadera, me acordé de las pequeñas salamandras que teníamos en el jardín cuando era niña. Vivían la buena vida las malditas, teníamos un estanque y mi papá hizo una mini cascada con unos ladrillos, rodeada de un buen pedazo de tierra húmeda todo el tiempo, el paraíso de los anfibios. Las salamandras no hacían daño a nadie: dejaban tranquilos a los peces ya que comen insectos, no croaban (sí, teníamos unas ranas también), y muy rara vez se llegaban a salir de la barda a rondar por el jardín. Además de todo, eran pequeñas y bonitas.

Simplemente se fueron terminando. No estoy segura del número de salamandras, pero creo que tal vez no había suficiente variedad de sexos para que pudieran procrear xD. Eso o que colaborara el hecho de que nosotras las buscabamos y tomabamos demasiado (tal vez murieron de estrés).

¡Yo os saludo y recuerdo, salamandras, por darme una bonita niñez empañada por el vaho del tiempo y la pésima memoria!

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domingo, 19 de septiembre de 2010

The Eighties Fan

Hace unas cuantas luces, salí de la regadera medio envuelta en una toalla granadina y con el cabello destilando agua fría, sin ninguna novedad. Me tendí en el angosto suelo del baño, sin molestarme siquiera en secarme las gotas heladas que quedaban encima, porque necesitaba pensar. Tirarme a divagar por varios minutos en el baño es una costumbre que tengo desde niña.

Pensé muchas cosas. Me gusta recordar tiempos de niña, momentos que no tengo muy claros, momentos de los que no puedo recordar muy bien colores, olores ni objetos. Pero recordé muy bien las campanadas de la iglesia que había justo enfrente del departamento de mi abuelita (¡dichoso sueño de viejecita hecho realidad, con una iglesia al doblar la cuadra!). Recordé cómo nos sentaba con ella en el sillón que daba a la ventana, y nos hacía juegos diversos de canciones y juegos de mano que se les hace a los niños, entre ellas "Pica, pica, pica perico", una de un gusanito y otras varias que no puedo recordar ya. Nos decía que las campanas llamaban a las personas, y se ponía a imitar el ritmo de las campanadas diciendo "ven, ven, ven".
Me gustaba salir al pasillo-balcón y hacer trizitas los cascarones de huevo que mi abuelita le ponía a sus macetas, que porque era nutritivo para las plantas. A veces me daban permiso de ir hasta el primer piso a jugar entre las plantas, pero no me dejaban comer las mini mandarinas de un árbol, que porque eran de "ornato".

Y a mi no me cabía la idea de que una fruta pudiera ser de adorno. Y siempre pedía que me dejaran probarlas, aún después de que pude hacerlo y sabían horriblemente amargas.


Se terminaron los momentos borrosos de campanas solitarias llamando por personas que les hagan compañía, de pericos pellizcones en los brazos, gusanitos que uno debe cuidar, espejos tipo moda de los 80's, sillones pegados a la ventana, la alfombra café, los cascarones dejados por las recién nacidas gladíolas, la mesa helada de metal y vidrio con mantelitos de plástico floridos, las frutitas y letras imán del refrigerador, la falta de dulces (que yo supiera) y que siempre me lamentaba cuando íbamos de visita, los cuartos oscuros que me mataban de miedo por alguna razón.
Así como se terminaron viejos tiempos, los nuevos tiempos también se terminan. Se acabó tu tiempo y no tiene cabida en mis recuerdos de baño. Tal vez también eres una campana triste llamando por amigos, pero no te oigo por el agua cayéndome en la espalda, agua hirviendo.
Tampoco puedo verte, porque, verás, al único que veo es al techo del baño. Y estoy segura que él también me puede ver. A veces se porta bueno conmigo, y me lee el pensamiento en silencio. Otras, le gusta hacerme sufrir así que me tapa el cielo para que no pueda ver ni nubes ni estrellas. Y a mí no me cae ni bien ni mal, porque me caiga como me caiga, tengo que vivir debajo de él de todos modos.


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ULTERIOR MOTIVE~♫


Qué contenta estoy. Ya no hay ningún peligro de recaída por parte mía, no hay miedo. Tal vez no logré todo lo que me proponía pero en esencia, sí lo hice. ¡Estoy feliz!

lunes, 13 de septiembre de 2010

Exactly as kind of sweet


You'll be the sun in someone else's skies


Es sólo en ese momento en que uno puede pensar en sí mismo, cuando se pone a pensar en el resto del mundo. Cada persona que vemos pasar como borrones policromáticos a gran velocidad estática, personas que no vemos, personas que no están aquí con nosotros, personas esperándonos en una parte de la ciudad (aleatoria dependiendo de cada quien), personas que aún no conocemos; sólo ocurre, mi estimada conciencia, en nuestra maquinaria penuriosa a la que llamamos Transporte público.

Pienso en lápices sin afilar, recuerdo regalos eternos e interminables, razono en ti, imagino personas invidentes, deduzco posibilidades, sí, futurísticas; todo un mar de pensamientos, vistazos a imágenes que no son imágenes sino palabras pensadas, significantes.

Por ahí, de vez en cuando en el camino, te asomas tú, y sonrío porque adiviné tus ojos en ese borrón de colores que no vi. Así como hay fotos que se niegan a morir, tu recuerdo se filtra por mi mente, adhiriéndose su olor a humo, a quemado en cada rincón que puede.
(Por cierto que me imagino que te imaginaste lo que ambos no sabemos, pero lo descartaste, así que esa es la razón que aún me saludes tan efusivamente.)


Entonces, después de no vernos, todos los días te descifro y tú me escribes, y me río de aburrimiento de leer las mismas letras que mi cerebro devora, acomoda y desempolva todos los días pero de lo cual no puedo hacer nada al respecto.
Seríamos perfectos asesinos del tiempo si cada semana inventaramos un código nuevo para aburrirnos de él: incontables garabatos y jeroglíficos semanales que terminaríamos mezclando, revolviendo, agitando y no volveríamos a entender lo que el otro quiere nunca más (claro, el crimen no paga).

Pero tienes algo que a pesar de las tachaduras y de que no busques entretenerme con nuevos medios de comunicación; a pesar que tiempo atrás dejaste de sorprenderme, no me aburro de no deslumbrarme:

Porque te convertiste en un Black Hole Sun, y si trato de entretenerme contigo sólo resultará en ceguera. Luego mi proyecto no tendría mucho caso.

Y a mí me gusta ver, por qué si no fuera así, ¿después cómo te adivinaría en la pared de mi cuarto, en el techo desquebrajado, y el los jazmines que nunca recordaste?
Así que te seguiré viendo por el camino del autobús, y sólo ahí.



Para ti, y no va para quién tú crees:


martes, 7 de septiembre de 2010

Flatness is SO Today

El día de hoy (jodido día enfadoso), después de horas frustrantes en el foro en el que por cierto no terminé el plano que debía terminar, me fui a casa temprano importándome un carajo si iban a pasar en carro por Carol. ¡Yo ya no quería esperar nada! Sólo buscaba largarme de una vez, estaba harta. El caso es que iba hacia la parada del camión, aún con sol de las 7 de la tarde, y como siempre vi irse un camión vacío cuando todavía no me podía cruzar la avenida.

Entonces, cuando por fin llegué a la parada, noté que habían escrito -2 veces- una oración con plumón negro permanente en las sillas metálicas donde uno espera el camión. Y decía así:


Las chichis han pasado de moda



Manifiesto ahorita que puedo que me choca que la gente raye camiones, edificios y demás objetos públicos... pero esta oración me sacó una sonrisa instantánea.

Claro, ¿cómo no lo pensé antes?

Ya sea que esta oración fue escrita por un payaso misógino o por una chava realmente plana, sea cual sea el caso tan fácil es subirse automáticamente la autoestima. Basta crear una simple oración.
Nota: El problema con las gemelas fue resuelto muchas lunas atrás, no tengo más complejos existenciales acerca de ello (cuando mucho me gusta bromear al respecto).

lunes, 6 de septiembre de 2010

Talent is SO Yesterday

Me gusta sentir lo que se siente al tronarse los dedos.
¿Ya saben, no? Duele mucho, en especial la primera vez que alguien te los truena en la primaria, según esto para mostrarte un "truco". Hay quienes incluso chillan del dolor, pero como una droga la mayoría vuelve a tronárselos en el futuro, buscan incluso aprender a tronárselos solos para no recurrir a nadie más. Es ese tipo de dolor que se siente "rico". Hay muchas otras cosas ricas que duelen y las omitiré porque hoy no me siento con ganas de informar. (ay cab...)

A veces creo que la sociedad nació emo. Tal vez no lo lleva al extremo de cortarse las venas y gimotear para llamar la atención y les den sus palmaditas de comprensión en la cabeza.

Pero lo cierto es que de alguna forma a todos nos gusta sufrir.
Téngase en cuenta que "sufrir" es una mezcla de:

-Quejarse mucho, prácticamente de cosas innecesarias.

-Reclamar justicia, cosas que nunca nos pertenecieron, cosas imposibles.

-No hacer nada al respecto, hacer caso omiso a la situación, weboniarle (esto deriva del mismo hecho de que nos guste sufrir).

-Adornar la verdad para parecer nosotros las víctimas y por ende recibir más abrazos, besos, invitaciones a un cafecito, palabras de consuelo.

-Etc.

NOTA: Se dan casos en los que la mezcla posee no todos los ingredientes. Las causas del sufrimiento pueden variar.


Es como un mal arraigado en el inconsciente de todos. ¡Es tan fácil superar problemas, juntar determinación y seguir adelante! Pero ahí estamos sufriendo y hablando al respecto con todos los que podamos -sí, se da incluso en los que sufren de hiperorgullo-.

Que sufrir por "amor", que de violencia, que del mal gobierno, que de ser mujer (ya know whattai mean), que de culpa, que del raspón al caernos, que de lo borroso del futuro al elegir carrera.

Y no sé si esto de sufrir es una etapa psicológica que alguna vez superamos, o si de hecho sólo pocas personas lo logran, o incluso nadie.

Lo único que sé es que tengo esta urgencia por ser diferente al resto de la población y a lo que me refiero es que ya no quiero sufrirle más a nada.
Tal vez sólo a lo que se sienta rico. Pero por lo demás, no quiero sentir más dolor.

Así que voy a negar/rechazar mi emo interior y a empezar a tomar decisiones ya de una vez. Y si me critica la sociedá ps por ignoranzzzia, edá?

sábado, 4 de septiembre de 2010

Even in Siberia!



Estos días he tenido un peso muy grande en el pecho, que me ha costado un ovario llevarlo adelante. Es casi como si tuviera unos 2 o 3 tumores de 23 kilos dentro.


Probablemente es muy simple, y es que estuve aplazando una bronca en la que debí pensar hace ya aunque fuera un año. Entiendo que para muchas personas es difícil, pero al final la gran mayoría se decide a tiempo en elegir una carrera, y entran satisfactoriamente a la universidad de su elección. Desearía poder decir lo mismo.


Hay quienes tienen bien enfocado lo que desean hacer, lo que saben hacer, lo que les gusta hacer. Pero hay otros, como yo, que lo que nos gusta hacer no parece tener un futuro deslumbrante (de hecho está bastante nublado, casi imposible de visualizar).


¿Por qué es tan difícil elegir una carrera?...


Cuando uno parece estar seguro de lo que ha elegido, estás el resto del día muy feliz hasta que al finalizar éste, te metes a la cama y piensas: "¿Así que seré un/a _______(inserte carrera) por el resto de mi vida, no?"
AND SUDDENLY te ahoga y revuelca una oleada de pánico e indecisión. Después de este episodio febril en el que es prácticamente imposible conciliar el sueño hasta las 4 am, decides repetírtelo muchas veces durante semanas y a todo el que te haga la pregunta, para convencerte de que lo que elegiste es lo que de verdad QUIERES.


Incluso te pones a investigar escuelas, costos, planes de estudios, becas, etc. ¡Parece que tienes todo bien arreglado muchachito! ¡Oh, pero espera! ¿Qué es eso ahí, en tu cara? No pareces feliz con tu decisión. Más bien, pareces inseguro... ¿será que no te ves en el futuro como licenciado/ingeniero/doctor o lo que sea?


Piensas en miles de posibilidades, como: ¿Qué pasa si me arrepiento? ¿Que pasaría si al final preferiría estudiar otra cosa?
Y mientras uno se debate consigo mismo, el tiempo pasa.


Creí que quería estudiar animación, y después artes plásticas, y luego psicología, y ahora ya no sé nada. Incluso hice trámites, pero hablar con mis papás sólo reforzó las dudas que yo ya tenía.


Y simplemente ya no sé qué decidir. Por un lado, ahí está la ficha de pago de la UdeG, esperando ser llevada al banco hasta el 30 de septiembre. Por otro lado no tengo idea cómo se entra a Artes Plásticas, creo que necesito un portafolio (que no tengo, y ahora mismo no tengo NADA de inspiración para poder comenzar uno!!). Y por otro lado más está la eterna pregunta que me he hecho "¿Me quedaré sin estudiar nada?, ¿Voy a desperdiciar la inteligencia que tengo, o voy a desperdiciar el talento que tengo?"


Ya no estoy segura si sería capaz de hacer las dos cosas a la vez. Creo que Psicología terminaría consumiéndome, a veces creo que no podría dar el ancho a los estudios; y el Arte allá lejos, bien gracias.


Estoy revuelta, estoy triste, y muchas personas me dan consejos tan diferentes que no sé cuál seguir. No sé qué es lo que me haría más feliz, no sé qué es lo que me conviene más hacer.


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Hace dos días me di cuenta de un gravísimo error que había estado cometiendo desde hacía ya un rato. Creí poder mantener un límite que yo impuse, pero flaqueé y todo se estaba viniendo abajo. Dudé mucho sobre mí misma. Y ya sé que una vez más terminé como la bruja patética de la historia, y tal vez si soy una bruja.
Una bruja buscando ser más feliz y tranquila.

Y a diferencia de lo que algunos creen, sí, duele poner una raya de "hasta aquí"; sí, duele darse cuenta que se está regresando a tener una comunicación que se supone no debería existir; y sí, dudé mucho en retirarme, porque tal vez muy por dentro empezaba a disfrutar los intercambios de palabras.

Creo que si ya estábamos bien sin estarse comunicando indirectamente, deberíamos seguir por ese camino. Eso de atreverse a comentar fue el desquicio, todo fuera de control. Espérate wey... reflexiona un momento que aunque se haya resuelto parcialmente el problema, no podemos regresar a ningún punto anterior. De hecho, esto de andar "bloggeando" nunca debió suceder, aunque creo que nos sirvió bastante haberlo hecho.
Es demasiado complicado volver a iniciar algun rescoldo de amistad. Me ayudó mucho leer y escribir, y tal vez lejos de lo que habría deseado el individuo me sentí feliz de haber arreglado eso, tranquila y libre de cualquier culpa. Aún tengo recuerdos, no lo niego. Recuerdos felices, pero también estresantes. Sólo me quedaré con los buenos.




Así que me mudaré un rato a Siberia, donde vive mi Doppelgänger. Viviremos de vodka, nieve y corteza de roble ruso; vacaciónaremos en Moscú y adiestraremos a un Boris bebé, para regalárselo a Dulce en su cumpleaños. Y no habrá ninguna otra preocupación de carreras ni límites, simplemente sobrevivir al crudo invierno siberiano.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Trippin' On a Hole In a Paper Heart

¿Alguna vez se han preguntado de dónde salió esa forma globalmente adoptada que todos reconocemos como un corazón?




...You know, right?


Quiero decir... ¿de dónde diablos, a quién, cómo, por qué, se le ocurrió que dos anzuelos viéndose de frente podrían formar lo que tantos siglos de poesía, sentimientos, recuerdos, miles de amantes, millones de solitarios, dolidos, sufridos han declarado como el corazón? ¿Eso, lo que todos sabemos que no es pero al mismo tiempo prevalece como un término popular en la vida cotidiana, en las letras olvidadas de un intento de escritor, en los cuadernos de las morritas de secundaria, en las nubes y hasta en los graffitis?




Creo que si el Corazón tuviera una forma física, -el corazón que siente (al que uno se refiere poéticamente, todos sabemos que los sentimientos son un hecho cerebral), no el corazón que impulsa tanto la sangre oxigenada como el que late en el pecho-, si el Corazón pudiera ser tangible...

Creo que sería una carta.

Una carta de un papel grueso, persistente al deterioro, sin embargo a pesar de ello ya maltratado por el tiempo y el uso. Un papel amarillento sin llegar a hacerse pasar por un telegrama, un papel algo arrugado pero sin llegar al punto que parezca que no es importante.

Letras muy pequeñas la llenan, porque es necesario ahorrar todo el espacio posible en ellas. Mucha gente ha escrito en ese papel, desgastándolo un poco cada vez que se lo pasa a alguien nuevo; es como una cadena a veces larga y a veces corta de destinatarios, todos leen la carta cuando se les entrega y todos dejan sus letras en ella para pasarla al siguiente destinatario.


Hay personas sin mucha autoestima, que casi no quieren que el siguiente destinatario lea su parte, así que escriben letras tipo pulga. También están los egoístas y controladores, que creen que no habrá ningún destinatario más -o mejor dicho no quieren que haya otro-, así que llenan todo lo que les alcanza la tinta de letras tipo ELEFANTE. Y todos estos destinatarios no dicen nada importante en sus párrafos, así que cuando lees lo que han dejado en la carta ni siquiera te da interés por esas partes. Y encima de eso, escriben con faltas de ortografía o ni siquiera entiendes lo que dicen los garabatos. Hasta flojera te da.

Pero entonces, tu carta le llega a alguien que escribe bonito. Su letra es derecha, sutil, impecable en ortografía y el tamaño es normal. Te escribe sobre cosas que no parecen importantes, pero tú eres quién les da esa importancia que necesitan para convertirse en algo de valor. Son esos tipos de anécdotas que te gusta leer, que no te aburren. Entonces, te emocionas y vuelves a mandarle tu carta.

Esa persona se extraña que vuelva a pasar tu carta, incluso se pregunta si ya dio toda una vuelta completa otra vez. Pero se apresura a escribirte de nuevo y tú tomas una decisión.
Al final, le regalas tu carta, la cuál se ha convertido en un conjunto de muchas hojas tamaño oficio, bien cuidaditas, y esa persona te promete escribir un libro para ti.

Un libro de cartas.

NOTA: Lo de la caligrafía del destinatario es meramente para que este escrito tenga un poco de estética en el párrafo en que se habla de ello. En realidad la persona que escribirá tu libro puede escribir tan bonito -o marica- como una niña o tan indescifrable como jeroglíficos.