
Nos fuimos caminando todo de subida por el cerro sin nombre de aquel lugar. Es que no le encontraron forma de nada, así que lo llaman Cerro Sin Nombre. Y Sin Nombre se convirtió en su nombre, vaya usted a ver. Allí se muere hasta el recuerdo más persistente. Además de que parece siempre ser la misma hora, pase el tiempo que pase.
Por cierto, ¿qué hora es?
Las 3 menos 8 minutos. Todavía alcanzamos a rezar la hora de la Misericordia.
En el cerro Sin Nombre siempre se está rezando la Misericordia, porque siempre son las 3 menos 8. Yo no rezo ni para pedir cura de enfermedades, pero todo se muere en el cerro Sin Nombre, hasta la herejía.
La gente anciana se va a morir en la punta, como las águilas. Por eso nunca se ven los cuerpos de ninguno de los dos, porque les gusta morirse en lo más alto. Algunos jóvenes también buscan morirse ahí.
La gente anciana se va a morir en la punta, como las águilas. Por eso nunca se ven los cuerpos de ninguno de los dos, porque les gusta morirse en lo más alto. Algunos jóvenes también buscan morirse ahí.
¿Qué horas son ahora?
Todavía las 3 menos 8.
Chinga tu m...
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Ayer soñé contigo. No fue el sueño más angustiante que he tenido, pero posiblemente si en el top 10.
Estábamos en mi primaria, pero tú ahí se suponía que debías estar en algún asunto, yo sólo por casualidad. Lo supe, son esas cosas que se saben en los sueños: son desenlaces de los que nosotros espectadores ya-hemos-presenciado-nunca el contexto. I know, she knows...
Empecé a subir la escalera verde pistache/menta con hilos blancos, y te localicé abajo en la multitud. Rápido, muy nerviosa pero disimulando, me di la vuelta mezclándome con los que subían, esperando que no me reconocieras. Pero al momento de doblar en la escalera, alzaste la vista, y me viste.
Como si aún no lo creyeras pero tirado por una fuerza mental más fuerte que la razón, comenzaste a apartar gente para ir hacia las escaleras. Me di cuenta y comencé a correr al segundo piso, perseguida y baleada de tus "¡No, espera!". CRAC, CRAC, BLAM!
El sueño se convirtió en un tipo videojuego (sí, estoy algo afectada por Gears of War), y corría ese largo pasillo de salones a gran velocidad y agachada, evadiendo gente. Bajé las escaleras que se encuentran del otro lado, en saltos de 3 escalones, luego de dos, luego de 3 otra vez, y así hasta terminarla. Juego de niños...
Tú ya casi me alcanzabas y yo estaba angustiada que mis evasiones y velocidad casi no habían servido. Me colé por una de las columnas de ladrillo y me refugié en ese salón de primaria, ese mismo que fue mi salón en 5ºB.
En esos momentos yo estaba muy cansada de correr (sentía el dolor en el pecho por la respiración rápida incluso), me ardían las piernas. Para ese punto, ya no quería huir, y sólo deseaba que me alcanzaras de una vez y terminar todo rápido, cómo tuviera que ocurrir.
Me alcanzaste y me saludaste abrazándome -te habías convertido en una niña de cabello rubio oxigenado, muy blanca, no sé por qué demonios, porque no conozco a nadie así- "No te preocupes, ya lo olvidé", me dijiste. Y yo estuve largo rato callada sin soltarte, para después decir "Creí que no querrías verme otra vez" -y tuve que repetirlo porque no me entendiste en mis murmullos-. Después entramos a clases, donde todos eran niños pequeños, me harté y me salí haciendo mucho ruido, para esto tres maestras me miraron severamente al momento que salía distrayendo a los mocosos.
Pero esas cosas de clases de primaria que nunca volverán, encuentros extraños que coinciden en espacios inesperados, velocidades inhumanas como método evasivo, tu extraña obsesión por alcanzarme, las transformaciones en misteriosas niñas blancas de cabello casi blanco también, y mi rendición patética a lo que deba suceder fuera de mis manos; todo eso, por fin... sólo en los sueños.
tu antologia de sueños...que bonito que los guardas que tirste que nomas son sueños
ResponderBorrarEs que luego se me olvidan, ya ves jaja con mi memoria de elefante D: ...
ResponderBorrarpero no son sueños muy bonitos...