Dueles en todas partes, todas las noches, todos los momentos.
Me dueles en el pecho,
porque corres por mis arterias.
Dueles en las sillas, ya intercambiadas de lugar seguramente.
Me dueles en el agua mineral;
en el eje en que escribiste.
Lastimas en cada calle, cada tienda, cada árbol, cada rostro;
me dueles en la complejidad,
agonizas en las palabras y tachaduras.
Dueles en las yemas de los dedos
con las que traté de tocar para ti la guitarra,
siendo que la había abandonado muchos años atrás.
Haces daño en el recuerdo,
hace 3 minutos, que es lo que dura el llanto promedio.
Lastimas con el silencio, lastimas con la conversación.
Dueles, una vez más: en todas partes, todas las noches, todos los momentos.
Y yo lo que necesito ahora mismo, es un Asesino de Memorias,
que me cure,
que logre que dejes de doler.
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Esto de escribir cosas ocurrentes me nace por una razón :
¡Y es que hoy logré leer un libro, por fin! No pudo llegar en mejor momento. Me sentía algo cobarde de empezar a leer, que no me gustara, que no me animara a volverlo a intentar hasta la próxima incómoda y extraña ocasión en que me atreviera a abrir un libro; y que tampoco funcionara y siguiera así por el resto de mi vida, sin leer algo complicado nunca más.
¿Pero qué puede ser mejor leer para alguien en rehabilitación literaria como yo, que pequeñas, muy cortas historias?
¡NADA! Exactamente lo que necesitaba. El espíritu guerrero de Julio Cortázar salió de su tumba derecho desde París, 1984, para salvarme el día.
Y justo el tipo de escritos que adoro con cada fibra de mi ser: pequeñas obras de arte de dos páginas cuando mucho, con miles de significados y señales que no pueden ser entendidos a la primera.
Pensar que ese pequeño libro estuvo esperando en la repisa (que ordené alfabéticamente por autor, porque soy una ñoña ociosa xD), y simplemente lo tomé de mala gana para echarle una ojeada y saber si debía desecharlo de mi posible lista rehabilitadora.
Qué sorpresa me llevé, como ya hacía mucho tiempo, que me atrapó al instante justo como me encanta que me ocurra con cualquier libro... que me enrede en su tinta y no me pueda separar de sus letras.
Había olvidado lo feliz que me hace hojear y engullir un libro. No es lo mismo en el Internet. Aunque sean las mismas letras, en el libro se siente rico.
Y más cuando tiene ya varios años: se encuentra viejo y ansioso por que alguien lo abra y huele a polvo, a tinta, a las sonrisas y lágrimas que efectuará en el lector a medida que lo vaya leyendo, huele a perfume literario, a todas las personas que vió pasar, a indecisión, a recuerdos; huele a ti.
huele a nosotros
ResponderBorrarme gustó mucho el texto!!!
nunca he leido nada de Cortázar /:
y felicidadeeees por tu vocación literaria xD
8D te lo prestaréeeee, tiene muchas historias bien padres. El primer mini tomo se llama Manual para leer, y vienen asi puras "instrucciones", mi favorito es Manual para Llorar jajaja ahi viene eso de "Tiempo promedio de un llanto: 3 minutos." Y con eso me acuerdo de Clausky porque a ella le encantó eso, cuando buscabamos poemas para Literatura, en la biblioteca del ITESO :D
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