
Escritos para nunca olvidar a Matías, pt I
Y Matías se aleja cada vez más y más,
en un barco hecho de periódico,
el apartado de las noticias más irrelevantes del momento por cierto.
Noticias que me gusta leerle en voz alta,
que me escuche y sólo sonría por cortesía
(y es que de verdad no le interesan,
pero le importo lo suficiente como para no callarme);
nos gusta hablar de nosotros mismos
pero compartiendo con el otro por lo que no somos tan egoístas como parece.
Incontables veces reímos, e incontables veces lloré junto a él
debilitando aún más el frágil barco de periódico.
Pero Matías, como buen fabricante de corazones
es un talentoso muchacho,
que con cinta adhesiva refuerza nuestra débil embarcación
y nos mantenemos a flote no sé rayos cómo.
Matías es ese tipo de gente reconfortante:
es tibio, a la espera de cualquier contacto humano
al cual brindar su calor.
No sé de qué color son sus ojos, porque nunca he visto su mirada con atención.
Pero del color que sean, me supongo que grises: seguro como el mercurio de un termómetro
se dilatan con el calor humano, así, ricos.
El color gris fue sólo una excusa para decir
que sus ojos son acogedores -sería mucho pedir que aparte fueran de color extravagante-.
El caso es que tengo que despedirme de Matías por un tiempo.
Tenía que escribir sobre él, en caso que olvidara como es realmente.
Me cuesta separarme de tanta calidez,
pero Matías debe deambular por el océano naranja un tiempo,
tiene que reparar varios corazones para tomar experiencia,
antes de poder siquiera intentar reparar el mío.
Me urge tenerlo junto a mí, pero después de todo
debe estar con Beatriz mientras tanto, por más que duela.
Solitariamente suya,
Natalia
And when she's walking,
she's looking so fi-i-i-ne!
And when she's talking,
she's saying that she's mi-i-i-ne!
Y Matías se aleja cada vez más y más,
en un barco hecho de periódico,
el apartado de las noticias más irrelevantes del momento por cierto.
Noticias que me gusta leerle en voz alta,
que me escuche y sólo sonría por cortesía
(y es que de verdad no le interesan,
pero le importo lo suficiente como para no callarme);
nos gusta hablar de nosotros mismos
pero compartiendo con el otro por lo que no somos tan egoístas como parece.
Incontables veces reímos, e incontables veces lloré junto a él
debilitando aún más el frágil barco de periódico.
Pero Matías, como buen fabricante de corazones
es un talentoso muchacho,
que con cinta adhesiva refuerza nuestra débil embarcación
y nos mantenemos a flote no sé rayos cómo.
Matías es ese tipo de gente reconfortante:
es tibio, a la espera de cualquier contacto humano
al cual brindar su calor.
No sé de qué color son sus ojos, porque nunca he visto su mirada con atención.
Pero del color que sean, me supongo que grises: seguro como el mercurio de un termómetro
se dilatan con el calor humano, así, ricos.
El color gris fue sólo una excusa para decir
que sus ojos son acogedores -sería mucho pedir que aparte fueran de color extravagante-.
El caso es que tengo que despedirme de Matías por un tiempo.
Tenía que escribir sobre él, en caso que olvidara como es realmente.
Me cuesta separarme de tanta calidez,
pero Matías debe deambular por el océano naranja un tiempo,
tiene que reparar varios corazones para tomar experiencia,
antes de poder siquiera intentar reparar el mío.
Me urge tenerlo junto a mí, pero después de todo
debe estar con Beatriz mientras tanto, por más que duela.
Solitariamente suya,
Natalia
And when she's walking,
she's looking so fi-i-i-ne!
And when she's talking,
she's saying that she's mi-i-i-ne!
por lo mientras espera a otra cosa que no sean reparadores de corazones, vendrán tal vez herreros, carpinteros, costureros, y pintores (:
ResponderBorrarque tal vez lo dejen hasta mejor
Te quiero Dulce! Me parece bien xD
ResponderBorrar